miércoles, 7 de diciembre de 2011

La guerra de los botones

Director: Christophe Barratier      Año: 2011
Reparto: Guillaume Canet, Laetitia Casta, Gérard Jugnot, Kad Merad.

Basada en la adaptación del clásico de la literatura infantil francesa de Louis Pergaud, La guerra de los botones es una nueva versión llevada al cine, en esta ocasión de la mano de Christophe Barratier, director de Los chicos del coro. Existen ya varias adaptaciones del cine francés de esta gran novela y entre ellas cabe destacar la de Jacques Daroy en 1937 o la de Yves Robert en 1962. La adaptación que nos ocupa ha querido ser fiel a la novela de Pergaud pero trasladada en el tiempo. Pasamos por ello de finales del siglo XIX a 1944, año en el que transcurre la cinta de Barratier. La guerra de los botones no es el film que debería haber sido. Partimos de la base de una interesante novela como reclamo para el público general, la convertimos en lo que la gran masa quiere ver, eso sí, dejando de lado la esencia pura del cine, y tenemos la cinta perfecta para hacer taquilla. El peligro de este juego es la irresponsabilidad en la que puede caer el director al tratar temas tan serios como el periodo de Ocupación de un modo tan banal e irreflexivo, en su búsqueda efectista de llamar la atención al público general. La última obra de Christophe Barratier queda lejos de aquel film que tanto éxito le reportó en 2004: Los chicos del coro.

Lo mejor

El revuelo que causó el casting en Francia 

Lo peor

Va dirigida a un público poco exigente

Mi puntuación            .45.

2 comentarios:

  1. Oyeee, que calladito te tenias que habías visto esta peli...
    Como no podía ser menos, disiento.
    Estabamos en la sala tres personas un sábado: no creo yo que hicieran mucha taquilla, ni me pareció una peli comercial.
    La ocupación de Francia por los nazis era sólo el trasfondo histórico de lo que se contaba, no era un documental, ¿por qué se habría tenido que tratar con mayor profundidad?.
    No me digas que en la escena en la que el niño saca músculo no está para comérselo...

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  2. Su planteamiento fue hacer taquilla a costa de sacrificar todos los elementos artísticos.
    En dos semanas en España se vendieron cincuenta y cinco mil entradas.
    No se tenía que haber contado en mayor profundidad, sino con más rigor o, al menos, de un modo más sutil, no intentando fabricar metáforas tan burdas de un tema tan delicado.
    Esa escena es un buen ejemplo sobre la referencia que hago a su planteamiento.

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